18 de octubre de 2014

Conoce tu tierra (1): El cielo desde Huércal de Almería




Nos vamos a un pequeño viaje por estas tierras, y por otras cercanas... viaje casi iniciático...
será corto, tres o cuatro años, lo que me queda por aquí... 

El recorrido es sencillo...
es en parte el que hice hace algunos soles y sus lunas, o en estos soles, lunas y vientos del ahora, y el postrero y quizás último que haré ...
servirá para dar a conocer muchos de los rincones que ahora mismo pueblan mis sentidos, algunos de ellos los conoceréis, otros en cambio no, incluso habrá aquellos de los cuales no tengo noticia... pero quedan pendientes de acariciar...

Preparados ?...
vamos ¡¡¡
of course ¡¡¡ 
on y va ¡¡
Como dirían mis buenas amigas... que ya no recorren los pasillos este año con nosotros.
El cielo de Huércal... 
el medio cielo desde aquí nunca con hartazgo visto...
las noches de este otoño son propicias, hasta ahora, al pausado paseo, a veces en soliloquio, y en otras en sonora armonía de palabras...
Cuando alzamos la vista al cielo, buscando mil veces no sé qué, o no sé cuándo, o no sé cómo... se nos presenta eso... medio cielo...
y el resto?, se preguntará más de uno... 
el resto...
si no es un cielo figurado donde encuentras todas tus estrellas, tus lunas, tus días y tus noches...
es este cielo... figurado... desde el tiempo inmortal... hasta el tiempo memorial...


el resto... no lo podemos observar desde este Hemisferio Norte, queda debajo del ángulo de visión... de nuestros sentidos por tanto...
Vemos puntitos luminosos, como a través de una hoguera vista desde los mil ojos de un cedazo... son las estrellas...
Ya desde antiguo, las almas imperecederas de los griegos, cuando se aventuraban a las estelas de la mar, lejos de la protectora costa, y la Luna no les bastaba para encontrar los senderos de ida o de vuelta...


señalaban, por el miedo propio a la indefensión, determinadas estrellas como guías de su acuático y velero caminar, porque les guiaban a los tesoros, a todos ellos, y les devolvían a las hogares, a las lumbres donde recordar lo que habían vivido, y a narrar, relatar, con las dosis necesarias de fantasía y credulidad, las vidas que vivían fuera de los muros familiares...
sus ojos curtidos... miedosos y curiosos les hacían ver osos... unicornios... leones... peces... mil figuras... todas aquellas capaces de resguardarlos del mal... de la pérdida... del olvido... del frío de la noche... de las oscuras voces de las sirenas...




Así nacieron las constelaciones, agrupaciones de estrellas que les recordaban dioses, objetos, hombres, mujeres, hechos, costumbres... para ellos, para todos, es más fácil recordar algo cuando lo asociamos o lo que nos hace vívidamente sentir...


Una de ellas es Orión, el cazador... hijo de Poseidón, dios del mar, y de Gea, diosa de la Tierra... el cazador... con su figurado escudo... gigante de poderosa lanza... castigado por la materna diosa debido a su vanidad... alzado a los cielos por Zeus... el dios de todos los dioses...

Así que ya sabes, cuando alguna noche pasees, o en el andado recorrido de regreso desde Almería,  como muchos hacéis, aprovecha la noche, para ver el otro camino, los otros caminos, del cielo... vistos desde aquí...
Mira al cielo... busca las constelaciones, y te dirán, como ya supieron decirles... a todas y todos... los otros.
El cielo de noche es eso... noche y cielo... ¿sabrás verlo?...

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