Nunca hemos ido con miedo al instituto, si acaso con el único de sentir como las caras de las chicas y chicos se llenan de incertidumbres por realizar sus tareas, por sus calificaciones, por las preguntas que les hacemos, por nuestro comportamiento, por nuestra a veces incapacidad de comprenderles, de saber responder a sus dudas académicas y a las de sus ciertas inseguridades en el día a día, entre ellas y ellos, hacia nosotras y nosotros, por sus preguntas sin respuestas, por sus respuestas sin preguntas.
Seguiremos mirando el presente para prepararles el futuro, en la medida que nos corresponda, y también en la que no nos corresponda, para que conozcan no solo áreas o materias de conocimiento, sino además el mapa del mundo, las regiones de los sentimientos, las escalas de la voluntad, el dominio de la resistencia, el valor de los principios.
El pasado mes de abril nuestro compañero y profesor Abel Martínez fue asesinado durante el ejercicio de su labor, la tristeza inunda desde entonces muchos pasillos, aquel día se instalo uno de los surcos de la vida de Machado, de los que, como a veces nos dicen, rayan hasta el alma.
No necesita medallas, ni avenidas, ni nombres de centros de primaria o secundaria, sólo necesita cada día que lo recordemos, y no se atisbe en la memoria que recordar es fácil, pero olvidar no.
Porque ya.. no importa... ya no.
No te devolverán nada.
Nos veremos algún día, compañero.
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